Protocolo de eventos dentales.

[English below]

Quizá no sea éste un tema muy relevante para el público. Sin embargo, algo en mí me ha alentado para comenzar a escribir, a grandes rasgos, lo más relevante en cuanto a mi situación dental durante el transcurso de mi vida.

Lo más reciente me sucedió el día cinco de febrero del dos mil veinticuatro, día en el que tuve la cita con mi dentista Thomas.Permanent Dentition

Es común que las citas las colocan en las agendas en un rango de tres a cinco semanas aproximadamente, a excepción de las emergencias. El treinta y uno de diciembre del dos mil veintitrés tuve una ligera infección entre la muela numero veintisiete y la veintiséis¹. Esa misma tarde  llamé a la clínica dental, pero estaban de vacaciones y sólo atendían emergencias. Dada la situación, preferí curarme con mis propios menjurjes, ya que en cierta manera tengo esta capacidad y por la experiencia, deduje que no era una emergencia. Pude combatir rápidamente la infección. 

Cuando yo era niño acompañaba aveces a mi mamá a su trabajo de dentista. Me veía rodeado de instrumentos extraños, todos metálicos, hornos de esterilización, cámaras de rayos X, líquidos para revelar radiografías, mercurio y otras sustancias.

En momentos de análisis a mi dentadura me diagnosticaban la «mordida cruzada», es decir, que mi dentadura entre el maxilar superior y la mandíbula estaban ligeramente desproporcionados al momento de cerrar. Así que aproximadamente a mis once años decidió mi madre colocarme soportes dentales. En realidad me llevó con uno de sus compañeros, también dentista, para llevar a cabo la labor. El proceso iba a demorar meses, sino es que años.
Adicional a un aparato extraño que se incrustaba en unos orificios metálicos que abrazaban algunas de mis muelas, sujeto con una banda alrededor de mi nuca,  al principio tenía yo unos dolores insoportables y sufría mucho por esto. Así que un día decidí arrancar los soportes de mis dientes, lo cual no nada más suspendió el tratamiento, sino también dañó parte de la placa dental en algunos de mis dientes. Volví a sentirme un «niño normal». 

A mis trece años aproximadamente, durante un juego de raqueta (Fronton), recibí por parte mi hermano «involuntariamente» un golpe con su raqueta, el cual destrozó poco más de la mitad de mi diente numero once. Esta situación me llevó a que mi madre me hiciera el favor de trasladarme con una de sus compañeras de trabajo, la más especializada en reconstrucciones con resinas dentales. La mujer reconstruyó lo mejor que pudo mi diente y resanó los daños que había yo ocasionado a mis otros dientes al haberme arrancado los soportes dentales. 

A la edad de veintiún años, mientras me encontraba en una temporada de «ayuno involuntario»², la cual duró poco más de noventa días, comenzaron a brotarme las muelas del juicio. El proceso completo del brote de las cuatro muelas se dio durante éste tiempo. Yo no sufría de caries, alguna otra reacción o «desperfecto» por los análisis dentales a los que me sometieron durante mi infancia.

Así fui viviendo otros seis años, hasta que casi a mediados del año dos mil cuatro comencé a sentir dolores insoportables en la muela del juicio numero dieciocho, lo cual me llevó a buscar de emergencia a un dentista en la clínica dental social de Basilea, en la que muy amablemente me atendieron dentistas, en la gran mayoría estudiantes.
A causa de una caries que abarcaba hasta la muela numero diecisiete, la muela dieciocho fue extraída y durante la misma cita, la caries de la muela diecisiete «sanada».

Un año más tarde se manifestó la muela numero veintiséis con una caries, para lo que decidí ser atendido por segunda vez en la clínica dental social de Basilea. Las circunstancias de la caries llevaron al dentista a «tener» que realizarme una endodoncia (tratamiento de conducto).

En septiembre del dos mil quince descubrí una pequeña caries en premolar numero quince, durante unas vacaciones en la Riviera Maya. Por la experiencia y con el mejor deseo de pasar unas felices vacaciones junto a mi esposa y mi hijo, la dentista Cristina me atendió, según yo bien, colocándome una incrustación en su clínica cancunense. Unos cinco días después, ya en el viaje hacia el sur, se cayó la incrustación mientras comía, lo que me llevó a encontrar al dentista Carlos en la localidad de Tulum, quien además de trabajar muy sucio, se apoyó de la muela numero dieciséis que aún estaba sana, para colocándome una incrustación provisoria y hacer dinero conmigo… Este dentista terminó yendo junto conmigo a la procuraduría general de justicia por los daños que me ocasionó y por su falta de profesionalismo.
Cinco días después conocí a Noe en Palenque Chiapas, un dentista bastante profesional, quien supo poner calma al asunto que me ocasionó Carlos en Tulum.

En noviembre de dos mil quince, mi hermana Emma, quien también es dentista, me hizo el favor de renovar mi diente numero once en Querétaro.

A inicios del año dos mil diecisiete, conocí a Justo en Tulum. Él comenzó sanándome una caries en la muela veintiocho, atendiendo las limpiezas de cada año y llevando mi control dental hasta marzo de dos mil veintiuno. Posterior a esto, tras una fractura en mi muela veintiséis, mi querida hermana Emma realizó una corona de porcelana.

Desde marzo de dos mil veintitrés estoy siendo muy bien atendido por Thomas, quien además de haber corregido las labores pasadas de otros dentistas en mi boca, confirmó que estaba yo cargando una compleja infección en la muela diecisiete. A raíz de esto, me traslado específicamente para este asunto con un odontólogo especialista en cirugía bucal. Bueno, pues resulta que la infección estuvo desarrollándose durante aproximadamente diecinueve años. El compañero de trabajo de Thomas, Georg, tuvo que extraer la muela. El desgaste de la cavidad en el maxilar superior donde vivía esa muela había sido tanto, que el día cinco de febrero de dos mil veinticuatro me informaron que las probabilidades para que un implante pueda elaborarse en esa cavidad son exiguas. 

Siguiendo los consejos de Thomas, desde que he estado atendido por él, por Stephanie con las limpiezas ordinarias y por su equipo, en adición a mi buena salud y dieta crudi-vegana, me siento de maravilla.  


¹ Está última tiene una corona que mi hermana me colocó a finales del año dos mil veintiuno
,
² Por varios problemas emocionales decidí buscar mi suerte en lugares remotos alejados de mi lugar de nacimiento. Fui a dar a la costa de Maruata Michoacan.


Dental Events Protocol

This may not be a very relevant topic for the public. However, something in me has encouraged me to begin writing, in broad strokes, the most relevant things regarding my dental situation during the course of my life.

The most recent thing happened to me on February 5, 2024, the day I had an appointment with my dentist, Thomas.

It is common for appointments to be placed on agendas in a range of approximately three to five weeks, except for emergencies.
On December 31, 2023, I had a slight infection between tooth number twenty-seven and number twenty-six¹. That same afternoon I called the dental clinic, but they were on vacation and only treated emergencies. Given the situation, I preferred to cure myself with my own concoctions, since in a way I have this capacity and from experience, I deduced that it was not an emergency. I was able to quickly combat the infection.

When I was a child I sometimes accompanied my mother to her dental work. I was surrounded by strange instruments, all metal, sterilisation ovens, X-ray cameras, liquids for developing X-rays, mercury and other substances.

During the analysis of my teeth, they diagnosed me with a “crossbite”, that is, my teeth between the upper jaw and the jaw were slightly disproportionate when closing. So around the age of eleven my mother decided to give me dental brackets. She actually took me to one of her colleagues, also a dentist, to carry out the work. The process was going to take months, if not years.
In addition to a strange device that was embedded in metal holes that hugged some of my molars, secured with a band around my neck, at first I had unbearable pain and suffered a lot from this. So one day I decided to rip the brackets off my teeth, which not only stopped the treatment, but also damaged some of the dental plaque on some of my teeth. I felt like a “normal kid” again.

When I was approximately thirteen years old, during a racquet game (Fronton), I received a blow from my brother “unintentionally” with his racket, which destroyed a little more than half of my tooth number eleven. This situation led me to my mother doing me the favor of moving me with one of her co-workers, the one most specialised in reconstructions with dental resins. The woman rebuilt my tooth as best she could and she repaired the damage I had caused to my other teeth by tearing out my dental brackets.

At the age of twenty-one, while I was in a season of “involuntary fasting”², which lasted just over ninety days, my wisdom teeth began to erupt. The complete process of the eruption of the four teeth occurred during this time. I did not suffer from cavities, any other reaction or “defect” from the dental tests I underwent during my childhood.

I lived in that way for another six years, until almost in the middle of the year 2004 I began to feel unbearable pain in my eighteenth wisdom tooth, which led me to urgently look for a dentist at the social dental clinic in Basel, in which I was very kindly treated by dentists, the vast majority of whom were students.
Due to a cavity that extended to tooth number seventeen, tooth eighteen was extracted and during the same appointment, the cavity on tooth seventeen was “healed.”

A year later, tooth number twenty-six appeared with a cavity, for which I decided to be treated for the second time at the social dental clinic in Basel. The circumstances of the decay led the dentist to “have” to perform a root canal treatment.

In September of 2015, I discovered a tiny cavity on my fifteenth premolar, during a vacation in the Riviera Maya. Based on experience and with the best desire to spend a happy vacation with my wife and son, the dentist Cristina in her clinic in Cancun treated me, according to me, by placing an inlay. About five days later, on the trip to the south, the inlay fell out while I was eating, which led me to find the dentist Carlos in Tulum’s town, who in addition to working very dirty, relied on tooth number sixteen which was still healthy, so he could put a temporary inlay on me and make money off me… This dentist ended up going with me to the Attorney General’s Office for the damage he caused me and for his lack of professionalism.
Five days later I met Noe in Palenque Chiapas, a very professional dentist, who knew how to calm down the matter that Carlos caused me in Tulum.

In November of two thousand fifteen, my sister Emma, who is also a dentist, did me the favor of renewing my tooth number eleven in Querétaro.

At the beginning of the year two thousand and seventeen, I met Justo in Tulum. He began by healing a cavity in my twenty-eighth tooth, attending to the cleanings every year and carrying out my dental check-up until March of two thousand and twenty-one. After this, after a fracture in my twenty-sixth tooth, my dear sister Emma made a porcelain crown.

Since March 2023 I have been very well cared for by Thomas, who in addition to having corrected the past work of other dentists in my mouth, confirmed that I was carrying a complex infection in tooth seventeen. As a result of this, I moved specifically for this matter to a dentist specialising in oral surgery. Well, it turns out that the infection was developing for approximately nineteen years. Thomas’ co-worker Georg had to extract the tooth. The wear and tear of the cavity in the upper jaw where that tooth lived had been so ample, that on February 5, 2024 I was informed that the chances of an implant being made in that cavity are slim.
Following Thomas’ advice, since I have been cared for by him, by Stephanie with the regular cleanings and by his team, in addition to my good health and raw-vegan diet, I feel wonderful.

¹ This one has a crown that my sister placed on me at the end of the year two thousand twenty-one,
² Due to various emotional problems I decided to seek my luck in remote places far from my birthplace. I went to the coast of Maruata Michoacan.

Dental Story – 02/22/24

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